No sólo los padres nos beneficiamos de los
favores que podemos recibir de los pequeños de la casa, sino que para los niños
representa una gran ayuda en su desarrollo. Aunque a simple vista no lo
parezca, les puede ayudar a enfrentar diferentes retos, realizar cambios
positivos y relacionarse en la sociedad de forma apropiada. Pero todo esto
supone procesos que no se consiguen de la noche a la mañana y requieren nuestra
paciencia, tolerancia y firmeza. Muchas veces es toooodo un desafío.
-Ayuda a desarrollar las habilidades
motoras. Colaborar con el tendido de camas, juntar los juguetes, alimentar a
mascotas, tirar cosas a la basura, etc., fomentan el equilibrio, la coordinación
y perfeccionan los distintos tipos de
motricidad.
-Desarrolla su autonomía. Muchas veces los
adultos, con la mejor de las intenciones, nos anticipamos a lo que puedan hacer
los niños, realizando tareas que ellos podrían hacer por sí mismos. Lejos de
ayudarlos, los convertimos en personas dependientes que no aprenden a valerse
por sí mismas. Confiar en sus capacidades y permitirles que las demuestren,
estimula a un crecimiento emocional sano. En este proceso, se deben respetar
ciertas decisiones de los niños como “ya estoy grande, puedo hacerlo solito”.
Lo ideal es guiarlos y acompañarlos, teniendo siempre en cuenta que los niños
aprenden de lo que observan de nosotros, los adultos referentes.
-Pertenencia a un grupo. El trabajo en
equipo supone delegar, dar y seguir instrucciones. Al crecer, los chicos se
encontrarán partícipes en una gran variedad de grupos, donde deberán ejercer
distintos roles. Aprender a colaborar, enseña que muchas veces una tarea puede
ser más llevadera si se realiza de a dos o más personas. También que los
resultados pueden llegar en menor tiempo y lo agradable de compartir el
sentimiento de haber logrado algo juntos.
-Aumenta la autoestima.” Si la figura más
importante en mi vida, me pide que me encargue de algo, debe ser porque soy
capaz de hacerlo”. Éste tipo de sentimiento genera confianza en sí mismo y si a
ello se le suman elogios por conseguir el objetivo (procura no excederte para
que pueda valorarlos), aumenta el valor y amor propio. Intenta confiar en sus
capacidades y ten paciencia, la práctica hace al maestro.
-Les enseña a ser organizados. Una mente
organizada se refleja en todos los ámbitos de la vida. Una mente desorganizada
también. Aprender a poner orden en lo que los rodea, los ayuda a sentirse mejor
consigo mismos y a tener las ideas más claras. Esto, sin dudas, repercute de
manera positiva en sus rendimientos académicos y profesionales. A un adulto organizado, le permite crear
constantemente objetivos claros y alcanzables, lo que supone un estilo de vida
colmado de sentimientos de éxito en general.
-Crea hábitos saludables. Para fomentar el
sentimiento de seguridad en un niño, se le deben ofrecer consistencias,
rutinas, hábitos repetitivos, ya sean horarios y formas (por ejemplo, cómo y
cuándo cepillarse los dientes). Sin perder la flexibilidad (algún día los
horarios pueden variar), quienes tenemos niños a cargo podemos fomentar hábitos
que los ayuden a vivir una vida sana y activa.
En la siguiente entrada puedes ver una guía
de tareas según la edad del niño. Espero que te haya parecido una lectura interesante y productiva. Hasta la próxima!!